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El cuento:
Nos situamos en un laberinto, con un recobeco en el cuál se encuentra una central quesera repleta de queso. El laberinto no está desierto. Son cuatro los personajes que viven en él: los ratones Oli (oliendo) y Corri (corriendo), y los hombrecillos Kif y Kof.
Cada mañana, todos empezaban el día vistiéndose y calzandose a toda prisa para ir en busca de la central quesera. Los ratones Oli y Corri, gracias a su instinto, a base de probar y probar, olisqueando y corriendo todo el laberinto encontrarron la central quesera y el ansiado queso. Sin embargo, los ratones la encontraron mucho después que los hombrecillos Kif y Kof, que mediante el razonamiento y la inteligencia que poseían llegaron a ella.
Una vez localizada la central quesera con su fantástico queso en su interior, se esfumó el agobio que habían tenido los hombrecillos, ya que no tenian que seguir buscando todos los dias para poder comer queso.
De esta manera, cada día que pasaba, ellos se levantaban más tarde y caminaban cada vez más despacio hasta el queso, ya que tenían la certeza de encontrar el queso en el mismo lugar que el dia anterior. Tenían el camino aprendido.
Sin embargo, este no fue el caso de los ratones. Ellos continuaban levantándose pronto todos los días e iban corriendo en busca del queso, guiados por su instinto.
De repente, el sabor del queso comenzó a cambiar. Algo pasaba. Los ratones se alertaron y se pusieron en marcha en busca de un nuevo queso, un mejor sabor y una nueva central quesera. Pero Kif y Kof continuaron allí. Se acomodaron al nuevo sabor del queso. Ambis siguieron comiendo allí todos los días, confiando en que al día siguiente volverían a encontrar el queso en el mismo lugar.
Un dia, Kif y Kof llegaron a la central quesera y... ya no había queso. ¡Se había esfumado! Ambos hombrecillos comenzaron a despotricar y lamentarse, reclamando un queso que habían considerado como suyo.
Mientras tanto, los ratones ya habían dado con una nueva central quesera y estaban comiendo su queso preferido.
Pasaron los días para los hombrecillos y el hambre iba haciendo estragos. Hasta que un día Kof determinó que había que salir al laberinto en busca de queso, ya que este no iba a volver a aparecer allí nunca. Pero Kif no lo veía así. Le daba miedo empezar de nuevo la búsqueda por el laberinto. Prefería esperar en la vieja central quesera.
Después de intentar convencerle, Kof emprendió la búsqueda de una nueva central quesera. Después de mucho buscar, consiguió llegar a ella. Para entonces Oli y Corri ya estaban allí comiendo apetitoso queso dese hace algún tiempo.
Kif siguió en la vieja central quesera, y esperando el momento en el cuál tomase la determinación de reemprender de nuevo la búsqueda del queso.
Reflexión:
El cuento nos transmite la idea del cambio. La sociedad cambia continuamente y tenemos que saber adaptarnos a ello. No podemos acomodarnos a una determinada situación o a un determinado estado, ya que este no va ser igual el día de mañana.
Sin embargo, ¿hasta qué punto es bueno el cambio? Cambiar sin ningun objetivo claro es algo carente de sentido. Cambiar por cambiar no está justificado. El cambio debe conducirnos a algo, y hay que estar preparado para ello, pero de nada sirve comenzarlo si no nos va a conducir a ningun lugar, a ninguna mejora.
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